jueves, 31 de enero de 2013

Un modo mecánico de revertir células cancerosas a su estado normal

Se ha demostrado, por vez primera, que usando sólo fuerzas mecánicas se puede revertir y detener el crecimiento descontrolado de células cancerosas. Este cambio se produce aunque sigan presentes las mutaciones genéticas responsables de la malignidad.

Apretar la célula cancerosa, al menos en el caso de las de cáncer de mama, sirve para que vuelva a seguir un patrón de crecimiento normal.

El equipo de Daniel Fletcher, de la Universidad de California en Berkeley y del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley (Berkeley Lab), en Estados Unidos, ha comprobado que la organización del tejido es sensible a acciones mecánicas ejercidas desde el entorno en las etapas iniciales del crecimiento y desarrollo. Una acción temprana, en la forma de compresión, parece hacer que estas células malignas vuelvan a seguir el camino correcto.

A lo largo de la vida de una mujer, el tejido mamario crece, se encoge y se desplaza de manera muy organizada como respuesta a cambios en su ciclo reproductivo. Por ejemplo, cuando se forman las estructuras que secretan leche durante la lactancia, las células mamarias sanas se adaptan a la nueva situación a medida que forman una estructura organizada. Y, sobre todo, las células dejan de crecer cuando deben hacerlo.

Aunque la perspectiva científica tradicional del desarrollo del cáncer se centra en las mutaciones genéticas dentro de la célula, Mina Bissell, del Berkeley Lab, ya realizó experimentos pioneros que mostraron que una célula maligna no está condenada a forjar un tumor, sino que su destino depende de su interacción con el microambiente circundante. Sus experimentos mostraron que la manipulación de este ambiente, mediante la introducción de inhibidores bioquímicos, podía hacer que células mamarias mutadas pasaran a comportarse de forma normal.

El trabajo más reciente del laboratorio de Fletcher, en colaboración con el laboratorio de Bissell, da un gran paso adelante al introducir el concepto de las influencias mecánicas sobre el crecimiento de células cancerosas.

Colonias de células epiteliales mamarias malignas no comprimidas, a la izquierda, y comprimidas, a la derecha. Las colonias sometidas a fuerzas de compresión son más pequeñas y más organizadas. (Imagen: Cortesía del laboratorio de Fletcher

"La gente ha conocido desde hace siglos que la fuerza física puede influir en nuestros cuerpos", razona Gautham Venugopalan, del equipo de investigación. "Cuando levantamos pesas, nuestros músculos crecen. La fuerza de gravedad es esencial para mantener nuestros huesos fuertes. Aquí demostramos que la fuerza física puede intervenir en el crecimiento, y reversión, de células cancerosas".

En los experimentos con células mamarias cancerosas, se logró, entre otras cosas, que esas células dejaran de crecer una vez formada la estructura del tejido mamario, a pesar de no seguirse aplicando la fuerza de compresión.

"Las células malignas no han olvidado por completo cómo ser sanas; sólo necesitan las señales correctas que las guíen hacia un patrón de crecimiento saludable", declara Venugopalan.

Esas células humanas de cáncer de mama que crecieron en el laboratorio, sobre una matriz extracelular tridimensional, regresaron a un fenotipo normal al ser sometidas a una fuerza de compresión aplicada por una cámara elástica. Esta "reversión fenotípica" se logró sin usar agentes farmacológicos.

Conviene aclarar que los investigadores no proponen el desarrollo de sujetadores compresores como tratamiento para el cáncer de mama. Los resultados de la investigación señalan tan solo nuevas direcciones para explorar, en relación con las moléculas y estructuras que a la postre podrían ser objetivos de terapias específicas.
Fuente: noticiasdelaciencia

martes, 29 de enero de 2013

La responsabilidad de la industria química en la epidemia de las enfermedades crónicas

Pocas investigaciones independientes se dan a conocer en los medios de comunicación para información de la sociedad, entre otras cosas, porque también esos medios participan de forma cómplice con el sistema. Se sabe del aumento de cánceres, de enfermedades extrañas, de miles de muertes, de ataques al corazón, de cánceres de pulmón, pero nadie denuncia el origen de todo ello. Los Estados dan las estadísticas, se emplean millones de euros para investigación privada en buscar como atajar el cáncer y otras enfermedades como el alzheimer. Pero ninguno mira hacia atrás y busca el origen y el porque nuestras células enferman con rapidez inusual. Lo saben, pero si solucionaran este grave problema de muertes y enfermedades, se acabaría el gran negocio de la salud. Los ciudadanos debemos saber quien esta detrás de todo esto, porque interesa mantener enfermedades en lugar de curarlas. Hay trabajos muy serios donde se dan nombre y apellidos en esta estafa mundial a la salud de las personas, pero en lo que pueden, intentan ocultarlo.

“Nuestro veneno cotidiano. La responsabilidad de la industria química en la epidemia de las enfermedades crónicas”, es un libro escrito por Marie-Monique Robin, una valiente escritora e investigadora, que ha denunciado en su libro, como nos envenenan de una forma descarada sin que las autoridades sanitarias hagan nada por evitarlo. El libro bien pudiera presentarse en un Juzgado para que se tomara acciones judiciales contra la industria química y ordenar de forma inmediata, la incautación de miles de productos químicos que ocasionan la muerte y enfermedades en nuestra sociedad globalizada.

Según se expone en la contraportada del libro, en los últimos treinta años el índice de cáncer ha aumentado más de un 40%. En este mismo periodo, el incremento de enfermedades como la leucemia y los tumores cerebrales en niños ha sido, aproximadamente, del 2%. Se constata en los países desarrollados, en el estado de bienestar, una evolución similar en problemas de origen neurológico (Parkison y Alzheimer) y múltiples disfunciones en la reproducción. Dos años le ha bastado a Marie-Monique para poner sobre la mesa el cóctel químico de la irresponsabilidad de los Estados, en la protección de la salud de sus ciudadanos. Hay dos preguntas claves que deberían de ser portada en todos los servicios informativos: ¿Cómo es posible que no exista información sobre los componentes tóxicos que conllevan infinidad de alimentos? ¿Cómo es posible que la ciencia esté al servicio de las multinacionales y sus intereses y no al servicio del progreso humano y la salud?. Preguntas claras  con respuesta transparente: interés económico y poder.

En el libro se realiza numerosas entrevistas a expertos en materia de sanidad, químicos, médicos...se señalan decenas de informes que certifican el aumento de enfermedades derivadas de los productos químicos (herbecidas, insecticidas, colorantes, conservantes, edulcorantes, etc,). Productos que no han sido analizados ni testados para comprobar el daño a los seres vivos. Dan salida a miles de productos químicos anualmente sin control y para demostrar su toxicidad, se necesita comprobar que dañan a las personas, en lugar de actuar con el principio de precaución y no dejar salir ningún producto al mercada hasta certificar su inocuidad.

Sólo con los pesticidas, según un estudio de la Organización Mundial de la Salud en 1990, al año se contabilizaban entre uno o dos millones de casos por envenenamientos no voluntarios ocurridos en accidentes relacionados con actividades de pulverización. A ello se añade dos millones  de intentos de suicidios. Hoy en día las cifras han podido duplicarse. Y aquí, Marie denuncia en su libro en que si nos encontramos en este punto, es también porque los políticos han dejado a los industriales dictar su ley que consiste en “exigir que se demuestre la toxicidad de sus productos antes de cualquier reglamentación, lo que equivale  a aplicar el principio del derecho penal a las sustancias presuntas inocentes mientras no se demuestre su culpabilidad, como denuncia Geneviève Barbier y Armand Farrachi en su libro “La sociedad cancerígena”. Aquí radica el gravísimo problema.

Hace 70 años, ya existían informes clínicos y experimentales muy detallados, que demostraban que la mayoría de los agentes químicos muy utilizados en la época, como el arsénico, el benceno, el amianto, los colorantes sintéticos o las hormonas, se consideraban cancerígenos para los humanos, según declara Devra Davis, epidemióloga estadounidense en su libro “La historia secreta de la guerra del cáncer”. Si todos los investigadores ya habían comprendido que la causa principal de la explosión de los cánceres, era le exposición a agentes químicos y si por añadidura, sigue diciendo Devra, sabían ya como había que proceder para limitar los daños causados por los venenos ¿por qué no se les escuchó? La respuesta es tan simple como la pregunta una vez más: si se ignoraron lo trabajos y recomendaciones de todos estos investigadores que presentaron los informes, es porque a partir de la década de 1930, la industria empezó a organizarse para controlar y manipular la investigación sobre la toxicidad de sus productos llevando a cabo una guerra despiadada contra todos los científicos que querían mantener su independencia en nombre de la defensa de la salud pública. Devra, durante una conferencia en el Museo de Carnegie de Historia Natural de Pittsburg el 15 de octubre de 2009, exclamo que desde 1971, se  ha declarado una guerra contra el cáncer y la enfermedad no ha dejado de crecer “¿Por qué?. Porque el desde el principio luchamos  con armas inadecuadas, privilegiando la investigación de tratamientos en vez de la prevención....pero afirmo, que mientras que no se luche contra los contaminantes químicos, contra las hormonas de síntesis, contra los pesticidas o contra las ondas, no se podrá ganar la guerra contra el cáncer. Para ello, hay que tener el valor de hacer frente a los poderosos intereses y a las mentiras de los industriales que ocultan la peligrosidad de sus productos, como han hecho durante tanto tiempo los fabricantes del tabaco”.

Los doctores LaSalle Lefall y Margaret Kripke que dirigieron durante un año el “President`s Cancer Panel” dirigieron una carta al Presidente de Estados Unidos Barack Obama:
“Señor presidente, en 2009 aproximadamente un millón y medio de hombres, mujeres y niños estadounidenses han sido diagnosticados con un cáncer y 562.000 han muerto de la enfermedad. Nuestro Panel constató con inquietud que se ha subestimado groseramente el peso real de los cánceres debidos a factores medioambientales. Con unos 80.000 productos químicos actualmente en el mercado, gran cantidad de los cuales los utilizan los estadounidenses cotidianamente aunque han sido testados parcialmente o no lo han sido en absoluto y aunque están mal reglamentados, la exposición de estas sustancias cancerígenas está muy extendida......Por ello el panel pide encarecidamente que utilice todo el poder que le confiere su función para retirar de nuestra alimentación, de nuestra agua y de nuestro aire, todas las sustancias cancerígenas y otras toxinas que aumentan inútilmente la factura de gastos sanitarios, debilitan la productividad de la nación y devastan la vida de los estadounidenses

Richard Clapp, epidemiólogo de Boston, declara en este libro que “es hora de abrir los ojos sobre el papel fundamental que desempeña la contaminación química en el aumento sin precedentes de los cánceres, pero también de las enfermedades neurodegenerativas o de las disfunciones de la reproducción, que caracterizan el mundo industrial”
El 7 de mayo de 2004, en la UNESCO, durante el coloquio “Cáncer, medioambiente y salud”, el profesor Dominique Belpomme, hizo una declaración firmada por todos los asistentes denominada el “Llamamiento de París”, en la que decía: Nosotros, científicos, médicos, juristas, humanistas y ciudadanos, convencidos de la urgencia y de la gravedad de la situación, declaramos que: el desarrollo de muchas enfermedades actuales se debe a la degradación del medio ambiente; la contaminación química constituye una grave amenaza para los niños y para la supervivencia del ser humano; como nuestra salud, la de nuestros hijos y las de las generaciones futuras está en peligro, lo que está en peligro es la propia especie humana”. Declaraciones de este tipo realizada por profesionales, ha sido ocultada a la sociedad por la clase política, fieles títeres de las grandes multinacionales.

Marie-Monique puntualiza en su libro, que el 11 de enero de 2010, tuvo un encuentro con Andreas Kortenkamp, un científico de origen alemán que es autor sobre todo de un informe sobre el cáncer de mama que presentó a los eurodiputados el 2 de abril de 2008, y en el que decía que el aumento permanente de la tasa de incidencia de este cáncer que hoy afecta a una mujer de cada ocho en los países industrializados y representa la primera causa de muerte de cáncer de las mujeres de treinta y cuatro a cincuenta y cuatro años, se debe principalmente a la contaminación química.

Si se sabe todo esto y se ha presentado a los eurodiputados, esto significa que son cómplices de asesinatos masivos a la población humana, ya que no se toman medidas efectivas y sanitarias, para evitar que los productos químicos acampen a sus anchas, permitiendo la entrada  de cientos de productos químicos al año sin ningún tipo de control. Esta es la información clave que revela este libro y que se acusa directamente a los responsables, ya que no se toman medidas para evitar millones de muertes originadas por miles de productos químicos sin control. Andreas denuncia “que hay en Europa entre 30.000 y 50.000 productos químicos en el mercado, de los cuales solo se ha testado un 1%. Todos los demás son sospechosos cancerígenos hasta que no se demuestre lo contrario”.

Marie-Monique es su libro de 667 páginas aclara que la aplicación del principio de precaución de los productos químicos, no provocaría una catástrofe económica, sino al contrario, permitirá ahorrar mucho dinero en los gastos millonarios que se derivan de las enfermedades cancerigenas de todo tipo, pero claro, entonces y como le dijo el epidemiólogo Richard Clapp “la lógica del principio de precaución va en contra de los intereses privados de las industrias farmacéuticas para la que el cáncer representa el cangrejo de oro” y añadió: “Ahora bien, quienes nos venden los medicamentos para curar nuestras enfermedades crónicas son también quienes nos han contaminado y siguen contaminándonos. Ganan en todos los frentes”.
En este sentido, la toxicóloga Jacqueline Verrett, escribía en 1994: “Es necesario que las agencias de reglamentación dejen de prestar derechos a los productos químicos. Los productos químicos, no tienen ningún derecho, quienes lo tienen son las personas....”

Un rayo de esperanza.

Para poner una luz a todo este entramado y mientras que nuestros políticos no quieran poner solución al origen del cáncer, ya que existen cientos de estudios que señalan el causante del mismo, debemos poner solución inmediata y protegernos nosotros mismos.  Marie-Monique termina en conclusión, que se debe de cambiar de paradigma  en esta lucha y buscar el bienestar de la humanidad. Mientras tanto el profesor Richard Bèliveau la explicó que “el cáncer es como una mala hierba, para iniciarse necesita un grano. Este debe ser alimentado por unos agentes promotores para poder desarrollarse. Cuando se consume alimentación industrial y transformada, que utiliza, por ejemplo, aceites hidrogenados o grasas trans, ricos en omega 6, uno se pone metabólica y fisiológicamente en modo proinflamatorio y se favorece el crecimiento del grano. En cambio, si se consume gran cantidad de vegetales, se bloquea el desarrollo de la mala hierba”.

Este mismo profesor que es titular de la cátedra de prevención y tratamiento del cáncer de la Universidad de Québec en Montreal y dirige según nos comenta Marie-Monique en su libro, un equipo de treinta investigadores que estudian el potencial anticancerígeno de las frutas y verduras, es autor de más de doscientas treinta publicaciones en revistas médicas internacionales y cuenta que : “Lo que ha demostrado la investigación en el curso de sus últimos veinte años, es que algunos vegetales contienen unas moléculas que farmacológicamente tienen el mismo efecto que algunos medicamentos  de quimioterapia gracias a sus componentes. Algunas de estas moléculas son citotóxicas: destruyen las células cancerosas. Otras son proapoptóticas: llevan a la célula cancerosa a suicidarse. Otras aún son antiinflamatorias: bloquean la inflamación que necesita la célula cancerosa para favorecer el desarrollo. Cuando el cáncer está en su infancia y lentamente trata de implantarse, consumiendo estas moléculas, se crea un entorno hostil que impide la selección clonal de la células cancerosas iniciadas, las cuales van a dar un cáncer. Por consiguiente, por medio de la alimentación, se puede prevenir la promoción del cáncer. Este arsenal de moléculas anticancerosas está presente en la familia de las crucíferas: repollos, coliflores, coles de Bruselas o, el mejor de todos, el brócoli, cuyos glucosinolatos favorecen la apoptosis (muerte celular programada). Hay también la familia allium: el ajo, la cebolla, los puerros o las chalotas, cuyos componentes sulfurados constituyen una excelente protección contra el cáncer, sobre todo de próstata. Existen además, la familia de los pequeños frutos rojos: los mirtilos, las moras, las grosellas y sobre todo, las frambuesas, que contienen ácido elágico cuya virtud es bloquear la angiogénesis (crecimiento de vasos sanguíneos nuevos que los tumores necesitan para crecer). No hay que olvidar el Te verde, que bloquean la iniciación de la angiogénesis: yo mismo he testado su efecto en líneas de células cancerosas y he constatado que relentiza el crecimiento de células de la leucemia, del cáncer de mama, de próstata, del riñón, de piel y de boca. Hay también el chocolate negro, los cítricos o el vino tinto que contienen resveratrol”

¿Por qué no se conoce todo esto?, le pregunta Marie-Monique. Richard contesta que “por que no se gana dinero con los resultados de mis estudios. Tengo que pelear constantemente para obtener financiación. Tomemos el ejemplo de la curcumina, que es el principal constituyente de la cúrcuma, en al que muchos estudios han demostrado que es un poderoso antiinflamatorio que actúa en todas las etapas del cáncer”. La cúruma no se puede patentar ya que se utiliza en india desde la noche de los tiempos, siendo uno de los ingredientes del curry en la gastronomia y que aporta el color amarillento intenso procedente de la raíz de la planta.

Tomar agua de mar también evita y previene numerosas enfermedades y evita la desnutrición.
Mientras tanto, se siguen autorizando la salida de decenas de productos químicos contaminando nuestro medio ambiente, la vida, nuestra salud...¿hasta cuando? La deshumanización del hombre ha llegado a poner en primer lugar el negocio y la riqueza y en el último término la vida de los seres vivos, la vida de la propia humanidad. Espero que las generaciones futuras se den cuenta del error y puedan dirigir sus vidas hacia el bienestar de la salud, poniendo en primer lugar, la vida y la igualdad, si es que llegan a tiempo.

PEDRO POZAS TERRADOS (NEMO)

domingo, 27 de enero de 2013

La restricción calórica tiene un efecto protector sobre los cromosomas

Un estudio realizado en ratones concluye que aquellos con una ingesta calórica reducida acumulan telómeros más largos, ven disminuida su incidencia de cáncer y muestran un mejor estado de salud. El trabajo se publica esta semana en la revista ‘PLOS ONE’.

Uno de los indicadores de salud en las células es el estado del ADN y sus contenedores, los cromosomas, de forma que cuando estos se fusionan o sufren aberraciones pueden ser fuente de enfermedades como el cáncer o acelerar procesos de envejecimiento.
Según un estudio desarrollado por el equipo de María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), una disminución sostenida en el tiempo en la ingesta de alimentos resulta en un incremento en la longitud de los telómeros –extremos de los cromosomas– en ratones de edad adulta, lo que ejerce un efecto protector sobre el ADN y el material genético.
Estos efectos beneficiosos sobre la juventud de los cromosomas se traducen en una menor incidencia de cáncer, entre otras enfermedades asociadas al envejecimiento.
Los ratones a los que se les administró una menor ingesta calórica presentaron una reducción en la incidencia de cáncer
Para la realización del estudio, publicado esta semana en la edición digital de la revista PLOS ONE, los investigadores partieron de ratones jóvenes –de tan sólo tres meses de edad–, a los que redujeron la ingesta calórica en un 40% para seguirlos hasta el final del ciclo de vida.
“Vemos que los ratones sometidos a una restricción calórica presentan una velocidad de acortamiento de los telómeros menor respecto a los que han sido alimentados con una dieta normal”, declara Blasco. “Estos ratones presentan, por consiguiente, telómeros más largos en la edad adulta, así como una menor incidencia de aberraciones cromosómicas”.
Además, los investigadores siguieron la incidencia de enfermedades asociadas a la edad, como el cáncer, y observaron que los ratones a los que se les había administrado una menor ingesta calórica presentaban una reducción en la incidencia de cáncer.
Asimismo, estos ratones también presentaron una menor incidencia de otras enfermedades asociadas a la edad, como la osteoporosis, o una mayor capacidad en la captación de glucosa o mejoras en la coordinación motora.
Ratones un 20% más longevos
Cuando los investigadores realizaron estos mismos experimentos con una variedad de ratones que producen más telomerasa –proteína que alarga los telómeros y protege los cromosomas–, observaron que estos no solo gozaban de mejor salud, sino que vivían hasta un 20% más de tiempo.
“Creemos que este aumento tan significativo en la longevidad es debido al efecto protector contra el cáncer que ejerce la restricción calórica –la incidencia disminuye un 40% si la comparamos con la de los ratones que producen más telomerasa y tienen una dieta normal–, y que, sumado a la presencia de telómeros más largos, hace que los ratones vivan más y mejor”, aclara Blasco.
Pese a que los efectos de la restricción calórica dependen de las características genéticas de cada organismo, esta investigación abre la vía para el estudio que otros factores o hábitos de vida, como el tabaco o el ejercicio, puedan tener sobre el envejecimiento.
Por último, se calcula que en la actualidad hay más de 10.000 personas en todo el mundo que se someten a una restricción calórica de forma controlada, por lo que el seguimiento de estos individuos será determinante para conocer el efecto de este tipo de dietas en humanos.
Fuente: agenciasinc

sábado, 26 de enero de 2013

Las etapas o fases del cáncer

Si tú o algún familiar cercano a ti han recibido un diagnóstico de cáncer, es probable que el médico les hable sobre la etapa o fase o estadío de la enfermedad. ¿Qué quiere decir? Es una información muy importante pues habla sobre qué tan avanzado está el cáncer. En Vida y Salud te explicamos qué significa.
El cáncer no es una enfermedad estática. Al contrario, es una enfermedad que puede avanzar con el tiempo, algunas veces más rápido que otras, pero que sin tratamiento, no se queda igual.
¿Por qué? El inicio del cáncer se debe a que algunas células del cuerpo se alteran y empiezan a dividirse y a crecer sin control. Dependiendo de la parte del cuerpo en que eso suceda, las células cancerosas pueden crecer y unirse a otras formando tumores y los tumores pueden invadir órganos vecinos. O las células pueden esparcirse por el cuerpo viajando por la sangre o por el sistema linfático, y formar nuevos tumores en otros órganos (un proceso llamadometástasis).
Todo eso sucede en cuestión de semanas o meses. Y mientras más grande es un tumor o más células cancerosas están esparcidas por el cuerpo haciendo metástasis, más difícil será el tratamiento y más negativo es el pronóstico del paciente.
Por eso es tan común escuchar a la gente hablar sobre “qué tan avanzado” está un cáncer. Y por eso mismo es que los médicos especialistas en cáncer, los oncólogos, insisten en conocer la etapa en que se encuentra la enfermedad.
La etapa o fase de un cáncer habla sobre la extensión o gravedad de la enfermedad. Es decir, se refiere a qué tan grande está un tumor o qué tanto se ha extendido el cáncer por el cuerpo. Y es un dato sumamente relevante para el oncólogo, pues le permitirá pronosticar cómo puede seguir avanzando el cáncer y así definir qué tipo de tratamiento debe aplicarle al paciente, con qué urgencia lo necesita, y cuáles son las posibilidades de recuperación.
¿Cuáles son las etapas o fases? Existen diferentes formas de averiguar la “estadificación” de un cáncer y cada cáncer manifiesta las fases de forma diferente. Sin embargo, de acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer, en general se puede considerar la descripción de las etapas o fases de la siguiente manera:
  • Etapa 0Carcinoma in situ, que quiere decir que el cáncer se encuentra todavía concentrado en su lugar original y aún no se ha esparcido a otros órganos.
  • Etapa I, Etapa II y Etapa III: Entre más alto sea el número de la etapa quiere decir que el cáncer se ha extendido más, ya sea porque el tumor ha crecido o porque ha invadido órganos vecinos.
  • Etapa IV: Cuando el cáncer se ha esparcido haciendo metástasis en otros órganos, es decir, ha formado nuevos tumores en otras partes del cuerpo.
Esto te puede dar una idea sobre qué está hablando el oncólogo cuando menciona la etapa o fase del cáncer. De todos modos recuerda que cada cáncer puede manifestar las etapas de diferente manera, así que pídele a tu oncólogo que te explique cómo se está desarrollando el cáncer en tu caso particular.
Para muchos pacientes con cáncer, el conocer la etapa puede ser una noticia positiva en medio de la enfermedad. Aunque el diagnóstico de cáncer les puede asustar, el saber que está todavía en una etapa temprana abre la puerta de la esperanza para seguir luchando contra la enfermedad. E independientemente del estadio, constantemente se están haciendo investigaciones para encontrar tratamientos para la curación de todos los tipos de cáncer, así que no hay que darse por vencido.
Fuente: vidaysalud

miércoles, 23 de enero de 2013

ODILE FERNÁNDEZ


NUTRICIÓN ANTICÁNCER


Nos dice Odile Fernández: 
“Con Conasi colaboro organizando talleres teórico-prácticos de alimentación anticáncer”. Ha participado en talleres muy exitosos en BioCultura. Y es una experta en nutrición, en alimentación sana, etc. No sólo es importante saber qué comemos, sino también cómo lo cocinamos. Ella misma gestiona http://www.misrecetasanticancer.com. Y también es autora del libro “Alimentación anticáncer”. A ella misma le diagnosticaron un cáncer y lo superó. Pedro Burruezo charló con ella.

Su última aparición en BioCultura Madrid tuvo tanto éxito que hubieron problemas para acomodar a todo el mundo que quiso asistir. 
Algunos no pudieron entrar. Acababa de ocurrir lo del Madrid Arena y las autoridades habían desplegado agentes de seguridad por todas partes para que en las salas de la feria no hubiera ni una sola persona más de lo que marcaba el aforo.

PANDEMIA DE CÁNCER

-¿A qué se debe la pandemia de cáncer que vive el planeta?

-Cada vez hay más casos de cáncer, 1 de cada 4 mujeres sufrirá cáncer y 1 de cada 3 hombres. El cáncer es una enfermedad de nuestra civilización debida a una alimentación insana, a unos hábitos de vida incorrectos y a la exposición a múltiples tóxicos. Es el precio que tenemos que pagar por el progreso y la globalización. El 90-95% de los cánceres son de origen medioambiental. Cada vez nos exponemos a más sustancias tóxicas, comemos comida procesada y manipulada y nos apartamos de la 
Naturaleza y de nuestras raíces. Por ejemplo, el hombre paleolítico consumía 2 kg de azúcar al año procedente de la miel y la fruta, hoy en día consumimos unos 70 kg de azúcar. Por el simple hecho de tomar un refresco de cola al día estamos ingiriendo 36 kilos de azúcar. Y el alto consumo de azú-car se relaciona directamente con el cáncer.

-¿Otra forma de comer y de cocinar bajaría las tasas de cáncer? ¿Tienes datos al respecto?

-Si nos enseñasen qué alimentos son los que producen cáncer y cuá-les ayudan a prevenirlo y cómo debemos cocinar los alimentos anticáncer las tasas de esta enfermedad disminuirían. Según la OMS y el Fondo Internacional para la Investigación del Cáncer el 30-40% de los cánceres son debidos a una mala alimentación. La obesidad, otra enfermedad muy prevalente en nuestra sociedad y debida a una mala alimentación, también se relaciona con el cáncer. De hecho el 15% de los tumores son debidos al sobrepeso y la obesidad. Si sumamos obesidad y dieta insana podemos entender el origen de 1 de cada 2 cánceres. Dado que está claro el binomio alimentación/cáncer, tenemos una magníica herramien ta en nuestras manos para prevenir y tratar esta enfermedad.AUTOGESTIÓN  DE LA SALUD

-¿Hay cada vez más personas que se interesan por autogestionar su salud y alimentarse de la forma más saludable?

-Sí. De hecho en los talleres que imparto son mayoría las personas sanas que desean obtener información sobre cuál es la alimentación ideal para prevenir el cáncer... y son más que aquellas que están enfermas. Entre los enfermos de cáncer cada vez son más los que le piden a su oncólogo asesoramiento nutricional. Aunque, desgraciadamente, la mayoría de las veces la única respuesta que encuentran es “puedes comer de todo lo que te apetezca”.

-¿Por qué hay tanta insistencia en hablar de las razones “genéticas” del cáncer, cuando está claro que la mayoría de cánceres tienen que ver con malas dietas y malos hábitos de vida?

-Sólo el 5-10% de los cánceres son de origen genético y de estos sólo el 1-2% son realmente debidos a un gen “defectuoso”. Para que un onco gen que hemos heredado de nuestros antepasados se maniieste 
y provoque un cáncer deben darse 
las circunstancias propicias, es decir debe existir un ambiente procáncer que favorezca su expresión. 
Este ambiente procáncer lo provoca la comida procesada, los azúcares, la carne y los lácteos en abundancia y las grasas tanto trans como saturadas. Es más fácil atribuir el origen de la enfermedad a los genes y pensar que nada de lo que nos ocurre está en nuestras manos que asumir que nosotros mismos estamos creando esta oleada de cáncer
.
OTRAS PATOLOGÍAS

-¿Qué otras enfermedades tan comunes hoy en día están relacionadas con malas dietas y malos hábitos?

-La diabetes, la obesidad, el acné... son enfermedades claramente relacionadas con una alimentación insana y podrían prevenirse y tratarse simplemente cambiando hábitos alimentarios.


-¿Qué dicen los médicos convencionales de sus escritos?

-Hay de todo, jejeje. Hay quien piensa que no inluye la alimentación en el cáncer y piensa que esto es “esoterismo”, pero por suerte para los enfermos cada vez son más los sanitarios concienciados que acuden a los talleres o compran el libro para así poder ayudar y aconsejar a sus pacientes. También hay que decir que la mayoría de sanitarios son enfermeras y mé-dicos de familia. Los oncólogos aún son reticentes y se rigen mucho por los protocolos médicos.

-¿A quién va dirigido www.misrecetasanticancer.com?

-A todo aquel que quiera comer sano ya sea enfermo de cáncer o esté sano. A todo el que quiera comer de una manera consciente sabiendo qué es lo que come y por qué lo come. Pero en misrecetasanticancer no sólo hablamos de alimentación anticancer, también hablamos de la importancia del ejercicio y las emociones en el cáncer y de tóxicos ambientales. Es un blog que nace con el in de ayudar, con la idea de ofrecer la información que yo no tuve en el momento que me dijeron que tenía cáncer. Dicen que lo que no se da... se pierde, y todos los conocimientos cientíicos que he adquirido en estos dos años no quiero 
quedármelos para mí, quiero compartirlos y divulgar la importancia de una vida anticáncer para vivir felices y libres de enfermedad.

-Dígame una receta muy fácil, muy 
sana y muy sabrosa

-Licuado de zanahoria, manzana, apio y jengibre con semillas de lino molidas. Una bomba de alimentos 
anticáncer concentrados...
Pedro Burruezo
Fuente: /vidasana.org




lunes, 21 de enero de 2013

Una dieta rica en azúcar se relaciona con algunos tipos de cáncer

Investigadores españoles han hallado las claves moleculares que aumentan la actividad de una proteína llamada b-catenina, íntimamente relacionada con la progresión tumoral, y han identificado como estímulos responsables a los niveles altos de azúcares. Los aumentos en la actividad de esta proteína representan uno de los factores más frecuentes en el desarrollo de cáncer y pueden convertir a una célula normal en inmortal, un paso fundamental para la progresión tumoral.



Los azúcares, necesarios en cantidades moderadas, pueden convertirse en veneno si alcanzan niveles elevados en la sangre.
Los datos epidemiológicos reflejan que la frecuencia de ciertos tipos de cáncer puede llegar a ser el doble en poblaciones con niveles elevados de azúcar en sangre como los obesos o los diabéticos, es decir, parafraseando a Paracelsus, célebre médico del Renacimiento: “El veneno está en la dosis!”.
En España, uno de cada seis niños padece obesidad infantil, lo que supone una de las tasas más altas de Europa
Científicos de la Universidad Rey Juan Carlos han analizado cómo la obesidad y la diabetes predisponen a padecer cánceres tan comunes como el de colon, o tan fulminantes como el de páncreas.
Los resultados, que serán publicados en el número de febrero de la revista Molecular Cell, desvelan los cambios inducidos en la proteína b-catenina por los excesos de azúcar y las enzimas responsables para que aumente el riesgo de padecer cáncer.
Así, los expertos, dirigidos por Custodia García Jiménez, han encontrado que los mecanismos moleculares por los que los altos niveles de azúcar, pero no niveles normales, aumentan la proliferación celular, son los mismos en células tumorales de intestino delgado, mama, ovario, páncreas, colon u otros, abriendo, ante estas evidencias, nuevas vías para el desarrollo de estrategias –de prevención y terapéuticas– encaminadas a reducir el riesgo de cáncer en la población.
“Los resultados nos sorprendieron porque implican que los cambios metabólicos promovidos por la dieta impactan directamente sobre nuestro riesgo de padecer cáncer. Este hallazgo abre nuevas perspectivas de investigación sobre qué otros componentes de la dieta pueden modular dicho riesgo. La dieta es una de las formas más fáciles y baratas de prevención que puede ahorrar mucho sufrimiento y dinero al Sistema Nacional de Salud", asegura García-Jiménez.
Uno de cada tres cánceres podría prevenirse
Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para España son demoledores: uno de cada seis niños padece obesidad infantil, lo que supone una de las tasas más altas de Europa. Para los expertos, se trata de un dato muy preocupante si se tiene en cuenta que la obesidad conlleva muchas otras complicaciones de salud además de una predisposición a la diabetes y ambas a padecer cáncer.
El 7% de la población española padece diabetes. Se atribuyen dos muertes por hora a la diabetes y un coste en 2010 de 23.050 millones de euros. Se estima que las muertes relacionadas con obesidad y diabetes se multiplicarán por más de dos entre 2008-2030. Uno de cada tres cánceres podrían prevenirse modificando la dieta y estilo de vida.  
Fuente: agenciasinc

domingo, 20 de enero de 2013

Cáncer de mama


Un nuevo tratamiento para el cáncer de mama triple negativo resulta efectivo en ratones

Científicos del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca han desarrollado una estrategia terapéutica frente al cáncer de mama triple negativo, un tipo de tumor poco frecuente pero muy agresivo. La investigación ha identificado la importancia de una proteína para el desarrollo de este tipo de cáncer y ha empleado un fármaco de nueva generación combinado con los tratamientos convencionales, obteniendo buenos resultados en ratones
.
Un trabajo publicado en la revista Oncogene, realizado por investigadores del Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca, apunta hacia una nueva estrategia terapéutica frente al cáncer de mama triple negativo.
El cáncer de mama triple negativo representa el 15% de los tumores mamarios y tiene un pronóstico grave. El tratamiento pasa por la quimioterapia, pero las recaídas son frecuentes porque ofrece una gran resistencia a los fármacos que están disponibles en la actualidad y muchos pacientes acaban desarrollando metástasis.
El cáncer de mama triple negativo representa el 15% de los tumores mamarios y tiene un pronóstico grave
Ante esta situación, los expertos buscan nuevas dianas terapéuticas, es decir, moléculas con las que los fármacos puedan interactuar de forma selectiva. Los avances en la campo de la genómica han permitido localizar alteraciones que puedan cumplir este papel.
El equipo dirigido por Atanasio Pandiella, subdirector del CIC, identificó que la quinasa mTOR está alterada con frecuencia en este tipo de tumores, de manera que ha centrado una de sus líneas de investigación en esta proteína.
En un experimento con ratones, los científicos han probado un fármaco denominado BEZ235 que ataca específicamente a mTOR y con el que este laboratorio ya ha trabajado en anteriores ocasiones para líneas de investigación distintas. En combinación con otros fármacos habituales para el cáncer de mama triple negativo, los resultados indican un retraso en el crecimiento de los tumores.
Posibilidad de mejora en los tratamientos
De esta forma, el trabajo apunta a que la quinasa mTOR es una buena diana terapéutica para avanzar en el tratamiento de estos agresivos tumores y sugiere que esta nueva estrategia contra la enfermedad podría evaluarse en humanos.
Gracias a los avances en secuenciación genética, los científicos ya saben que el tipo de cáncer de mama triple negativo puede dividirse a su vez en varios subtipos y continúan trabajando para hallar moléculas concretas que, como en el caso de esta investigación, sean susceptibles de ofrecer posibilidades para mejorar los tratamientos.
El artículo de Oncogene se ha gestado principalmente en el CIC (centro mixto de la Universidad de Salamanca y el CSIC), pero también incluye la participación del Hospital Universitario de Salamanca, el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete y la Universidad de Toronto, en Canadá.
Fuente: agenciasinc

viernes, 18 de enero de 2013

Las mujeres que deciden extirparse los senos de raíz

Fue Sharon Osborne, esposa de Ozzy y exjurado del famoso programa británico de caza de talentos musicales "X Factor", la primera en contarlo en público: voluntariamente se hizo una mastectomía doble. Es decir, se sacó de raíz ambos pechos.
La decisión, si bien voluntaria, no fue porque sí. Osborne descubrió que tenía una deficiencia genética que hacía altamente probable el desarrollo de un cáncer mamario.
Las mujeres que tienen el gen BRCA1 o BRCA2 están prácticamente "condenadas" a desarrollar cáncer de mamas u ovarios, ya que la mutación del gen estimula la producción de este tipo de tumores.
En varios países desarrollados la prueba que detecta el gen –un simple examen de sangre- es parte de la política pública de salud. Como en Reino Unido.
Hasta ahora, las opciones para quienes obtenían resultados positivos eran dos: confiar en que serían parte del minúsculo (en general, menor al 20%) grupo que, teniendo el gen, no desarrolla cáncer o extirpar de raíz ambos pechos.
Hoy existe una tercera opción: una droga que permite reducir el riesgo de desarrollar el cáncer.

Testimonio de una mastectomía voluntaria

Sin embargo, en países como Reino Unido la opción de la mastectomía sigue siendo popular.
La BBC entrevistó a Emma Parlons, de 41 años, quien hace tres decidió someterse a la extirpación de sus senos tras descubrir que tenía era BRCA1 positiva. No sólo eso, sino que se encontraba en el grupo de más alto riesgo: 85% de posibilidades de desarrollar uno o más tumores.
"Antes de autorizarte a realizar el test genético, pasas por una instancia de apoyo psicológico para estar preparada si el resultado es positivo", le cuenta Parlons al programa "Today", de la Radio 4 de la BBC.
¿Desde que supiste que tenías el gen, cuanto tiempo demoraste en tomar la decisión y por qué?
Estaba esperando los resultados del examen de sangre y decidí hacerme un análisis general, dado que es muy difícil de encontrar el gen y, una vez encontrado, determinar si uno ya tiene o no cáncer.
Por suerte no tenía cáncer pero yendo pasar por eso hizo que me diera cuenta de que no podía vivir así, teniendo que prepararme para tener cáncer cada vez que me dieran resultados.
Me junté con un montón de cirujanos, para evaluar las opciones. Tenía 38 años en esa época y junto con mi madre los visitamos. Cuando encontré al cirujano adecuado quien me dijo que mi riesgo era tan alto, tomé la decisión.
¿No lo dudaste?
A esa altura y teniendo toda la información, estaba decidida a seguir adelante.
No fue la última cirugía…
No, un año después me saqué los ovarios, por las mismas razones.
¿Las recientes noticias de la píldora preventiva no te han hecho reconsiderar tu decisión?
Sigo sin tener ni una mínima duda. Tú tienes que tomar estas grandes decisiones con la información que tienes en el momento. Además, mirando los porcentajes de riesgo que yo tengo, ojalá algún día desarrollen una droga que me sirva, pero si tuviera que volver a tomar la decisión en este minuto, volvería a optar por lo mismo.
La mastectomía no es tan mala como parece, ¿no?
No es tan mala como suena. Una amiga tuvo la misma operación y ella siempre me dijo que no era tan terrible.
¿Tuviste la operación de reconstrucción inmediatamente?
Inmediatamente. Me desperté con mis senos reconstruidos. Fue un tiempo de calma y paz en mi vida que extrañamente disfruté. Me sentía afortunada, porque había salvado mi vida. Y eso es un sentimiento muy agradable.
Fuente: .bbc



El Nobel James Watson afirma que mil millones de dólares bastarían para curar el cáncer metastásico

El polémico codescubridor de la doble hélice de ADN no descansa a sus 84 años. Acaba de publicar un artículo en el que explica su nueva hipótesis sobre por qué los antioxidantes pueden promover la progresión del cáncer y asegura que apenas mil millones de dólares serían suficientes para acabar con él. Sin embargo, según expertos consultados por SINC, sus afirmaciones no son científicamente novedosas y confunden a la población.

"Aunque la mortalidad ligada a muchos tipos de cáncer ha ido disminuyendo, sobre todo en leucemias, linfomas y mielomas, muchos cánceres epiteliales (carcinomas) y todos los cánceres mesenquimales (sarcomas) siguen siendo incurables en gran medida". Así introduce el premio Nobel James D. Watson el que considera su trabajo “más importante desde la doble hélice".

“No se trata de un trabajo demasiado novedoso si no fuera porque lo escribe
Watson”
En un artículo recién publicado en la revista Open Biology, Watson, que junto a Francis Crick descubrió en 1953 la estructura del ADN, establece una nueva hipótesis sobre el papel de los oxidantes y antioxidantes en los tumores más graves, en particular en la última etapa de los cánceres metastásicos.
“No se trata de un trabajo demasiado novedoso si no fuera porque lo escribe Watson”, opina Rogelio González Sarmiento, investigador en el Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca. “Por otra parte, está publicado en una revista de no demasiado impacto científico”.
El premio Nobel asegura en su estudio que la suma total de dinero que se requiere para el desarrollo futuro de medicamentos contra el cáncer no tiene que ser más de 500 a 1.000 millones de dólares.
De hecho, Watson solicita "un calendario mucho más rápido para el desarrollo de fármacos antimetastásicos" y espera que gracias a su nuevo artículo se valore una propuesta que considera poco explorada: "A menos que podamos encontrar la manera de reducir los niveles de antioxidantes, la última etapa del cáncer será en diez años tan incurable como lo es hoy", subraya.
En el centro del argumento del octogenario investigador están el grupo de moléculas denominadas especies reactivas del oxígeno (ROS, por sus siglas en inglés), que califica como "una fuerza positiva para toda la vida" debido a su papel en la apoptosis o muerte celular programada –uno de los mecanismos clave para descartar alguna disfunción biológica que suponga una amenaza a la supervivencia de los organismos–.
Los radicales ROS se producen en las células al generar la energía necesaria para la vida celular. “Sin estos mecanismos las células se mueren”, explica González Sarmiento. “Entre sus efectos nocivos está que favorecen el daño del ADN y, por lo tanto, de alguna manera la producción de mutaciones y del cáncer”.
Por eso para el experto español está de moda aconsejar dietas antioxidantes que, teóricamente, dificultan la acción de las ROS sobre el ADN y obstaculizarían la aparición de cáncer. Sin embargo, si Watson está en lo cierto sobre el papel de las ROS y los antioxidantes en la última etapa del cáncer, "será mejor que comamos alimentos antioxidantes por su buen sabor, no porque su consumo disminuya el riesgo de la enfermedad".
Antioxidantes sí, antioxidantes no
“Cuando tratamos el cáncer, lo que queremos es que las células se mueran o se suiciden y las ROS también favorecen dicha apoptosis, de manera que cuando inhibimos estos radicales ROS con antoxidantes estamos dificultando la muerte celular por apoptosis”, añade González Sarmiento.
De hecho este es el argumento de Watson: no emplear dietas antioxidantes en pacientes con cáncer porque esto dificulta la muerte celular en respuesta a los tratamientos que se utilizan actualmente –quimioterapia y radiación–. Esto podría explicar "por qué los cánceres resistentes al control quimioterapéutico se vuelven igualmente resistentes a la radioterapia". La característica común sería su dependencia de un mecanismo de destrucción celular mediada por las ROS.
En este sentido, actualmente se están empleando tratamientos combinados que lo que hacen es aumentar mucho el daño al ADN para que la célula se suicide. “La hipótesis de Watson es nueva para los que no están implicados en el tema pero subyace en muchas de las nuevas estrategias de tratamiento del cáncer”, afirma el experto del CIC. “Informaciones de este tipo confunden a la población. Dietas antioxidantes dificultan el desarrollo del cáncer pero también entorpecen el efecto de los tratamientos”.
Para González Sarmiento la solución puede estar en hacer estas dietas mientras que no se tiene cáncer y dejarlas cuando se diagnostica un tumor. “De todas las maneras, el efecto antioxidante de las dietas es demasiado pequeño como para darles la importancia que se les está dando tanto para prevenir el cáncer como para facilitar la muerte de la célula tumoral”, concluye.
Fuente: agenciasinc


Reportaje


“Un solo tumor es más ‘listo’ que cien oncólogos”

El director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), Manel Esteller, ha sido nombrado recientemente editor asociado de The Journal of the National Cancer Institute (JNCI), una de las revistas más citadas de investigación oncológica. Tras Mariano Barbacid, Esteller es el segundo español en ostentar el puesto.


¿En qué consiste la epigenética en la que usted es un referente?
El ADN es la genética clásica, es el armazón, la base. Después está la epigenética, que son todas las marcas químicas que añadimos a esa base para darle un sentido. Puedes imaginarlo como un maniquí. El muñeco desnudo es el ADN, la ropa que le ponemos es la epigenética: la metilación, la acetilación, fosforilación, es decir, marcas químicas que se encargan de regularlo. Si al mismo maniquí le pones una ropa buena o una mala, tiene un aspecto completamente diferente. Eso sucede también en nuestras células. El ADN del ojo es el mismo que el del hígado, pero hacen cosas muy distintas porque tienen una regulación de su ADN, un epigenoma, muy distinto.
¿Esto es lo que explica que dos personas con el mismo ADN tengan enfermedades diferentes?
Si, un ejemplo claro es el de los gemelos monocigóticos que tienen el mismo ADN pero padecen diferentes enfermedades. Esto se explica porque uno tiene unas metilaciones, una epigenética distinta el uno del otro, lo que le hace más proclive a tener una enfermedad u otra.
¿Por qué son importantes las terapias personalizadas en el tratamiento del cáncer?
Porque hasta ahora a dos pacientes con un mismo estadio clínico, a los que se les ha diagnosticado un tumor, se les trataba igual. Sabemos que los tumores son muy distintos a pesar de que tengan el mismo grado de avance. Lo que se trata es de estudiar el ADN de estos tumores y encontrar algún defecto en él para dar con la terapia que se beneficie de ese defecto. Es decir, encontrar el punto débil en la armadura de ese tumor, porque uno solo es más ‘listo’ que cien oncólogos.
¿Qué permitirá esta nueva forma de tratar a los pacientes?
Primero, tendrá un efecto terapéutico, es decir, el paciente responderá bien al fármaco. Segundo, evitará la toxicidad de un medicamento que se demuestre que no va a tener efecto; y tercero, evitará un coste económico innecesario.
¿Está puesto en marcha ya?
De momento solo se está tratando en un 10% de los tumores. En un 90% seguimos con la forma clásica. La idea es extender la terapia personalizada a este otro porcentaje.
A finales de 2012 publicó un estudio en la revista Plos One sobre el mapa epigenético del espermatozoide. ¿Qué aplicación práctica tiene?
En este estudio las aplicaciones son varias. Sabemos que los hijos son la suma del 50% del padre y el 50% de la madre, aunque no son adiciones perfectas. Difieren por muchos motivos. Uno de ellos, las diferencias epigenéticas en las células reproductoras del padre y de la madre que se transmiten al hijo. Otro aspecto interesante del estudio es saber que hay trastornos de infertilidad masculina que son debidos a causas epigenéticas y que tienen un efecto en la salud.
Está desarrollando varias investigaciones en colaboración con centros británicos. ¿En qué trabajan?
Uno de ellos consiste en estudiar a pacientes con cáncer de mama. Hemos hecho el seguimiento de varios casos de hermanas en los que una desarrolla la enfermedad y la otra no. Recogimos ADN de antes de que tuvieran el tumor y, mirando ese ADN antiguo y el epigenoma, pudimos determinar que la hermana que lo tenía alterado era la que años después desarrollaría el cáncer de mama. Es una investigación con el King´s College de Londres.
¿Qué papel tiene en todo esto el gen BRCA1?
Es un gen que cuando está mutado causa cáncer de mama. Lo que hemos encontrado en nuestros estudios es que, cuando este gen está alterado epigenéticamente, el tumor de mama es más sensible a una terapia concreta. Es un marcador. Por lo tanto, si una señora tiene este tipo de cáncer porque tiene metilado el gen, debería recibir este fármaco.
¿Y cómo eligen el fármaco adecuado?
Normalmente estudiamos qué genes están inactivos en un tumor de forma epigenética. Identificamos cuáles son, entre muchos, y los cruzamos con las bases de datos de fármacos para decidir si actúan en la misma vía que nuestro gen, es decir, si la metilación es capaz de predecir la respuesta a ese fármaco.
Aparte del cáncer de mama, ¿aplican esta técnica a otros tumores?
Sí, en el tratamiento del cáncer de próstata, un tumor muy frecuente en hombres mayores. La prueba típica que se hace en los laboratorios es el antígeno prostático específico (PSA) que se mide en la sangre. Pero su elevación puede significar, o que tienes algo benigno, es decir, una próstata grande, o un cáncer. Para diferenciar cuál de las dos opciones es la correcta, ahora se puede hacer una segunda prueba que se basa en la metilación de un gen. Los pacientes que la tienen son los del cáncer de próstata y esos son los que deben ser tratados.
Fuente: agenciasinc

jueves, 17 de enero de 2013

Diez años de tamoxifeno reduce las recidivas del cáncer de mama y mejora la supervivencia



Las mujeres con cáncer de mama que tomantamoxifeno (Nolvadex) como terapia adyuvantepor 10 años después del tratamiento primario experimentan una mayor reducción de las recidivas de cáncer y de muertes por esta enfermedad que si lo toman solamente por 5 años, según lo indican los resultados de un amplio estudio clínico internacional.

Los hallazgos Notificación de salida del estudio ATLAS, presentados en el Simposio sobre Cáncer de Mama de San Antonio Notificación de salida (SABCS) y publicados en The Lancet el 5 de diciembre pasado, seguramente cambiarán la práctica clínica, afirmaron varios investigadores.
Entre 1996 y 2005, se inscribieron en el estudio cerca de 7 000 mujeres con cáncer de mama con receptores de estrógeno positivos en estadio temprano. Después de que las participantes tomaron tamoxifeno durante 5 años, se seleccionó de manera aleatoria a un grupo que seguiría tomando el fármaco por 5 años más y a otro grupo que dejaría de tomarlo.

Se observó poca diferencia en los resultados entre los dos grupos después de que las mujeres tomaron tamoxifeno por períodos de entre 5 y 9 años. Este resultado concuerda con hallazgos de otros estudios sobre la terapia adyuvante con tamoxifeno, los cuales mostraron que tomar tamoxifeno durante 5 años puede reducir considerablemente el riesgo de recidiva del cáncer y de muerte por esta enfermedad en los primeros años después de la terapia; lo que uno de los investigadores del estudio, el doctor Richard Gray, de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, denominó "efecto de arrastre".

Los resultados con el uso prolongado de tamoxifeno mejoraron solamente después de  alcanzar la marca de los 10 años, explicó el doctor Gray en un comunicado de prensa del SABCS. Entre las mujeres que tomaron tamoxifeno durante 10 años, el riesgo de que el cáncer de mama reapareciera entre 10 y 14 años después de haber comenzado a tomar este fármaco fue 25 por ciento menor que entre las mujeres que lo tomaron durante 5 años, y el riesgo de morir de cáncer de mama fue casi 30 por ciento menor.

En general, en un período de 5 a 14 años después de que las participantes comenzaran el tratamiento con tamoxifeno, el riesgo de que el cáncer reapareciera y el riesgo de morir de cáncer de mama fueron menores entre las mujeres que tomaron tamoxifeno durante 10 años que entre aquellas que lo tomaron por 5 años.


El tamoxifeno puede causar efectos secundarios, tales como sofocos, fatiga y aumento del riesgo de coágulos en la sangre y cáncer de endometrio. Sin embargo, no se observó ningún aumento considerable de efectos secundarios graves, tales como incidencia de cáncer de endometrio o muerte, entre las mujeres que tomaron tamoxifeno por un período más largo, informó el doctor Gray. Elaumento del riesgo absoluto de muerte por cáncer de endometrio entre las mujeres que tomaron tamoxifeno durante 10 años en comparación con las que lo tomaron por 5 años fue de 0,2 por ciento.

El doctor Gray enfatizó la necesidad de considerar seriamente la relación de riesgo y beneficio de cualquier tratamiento. Sin embargo, sostuvo que, en el caso del tratamiento con tamoxifeno por períodos más largos, los "riesgos son mucho menores que los beneficios".

Hubo al menos un estudio de la terapia con tamoxifeno por períodos más largos que llegó a una conclusión contraria a la del estudio ATLAS. Este estudio, mucho más pequeño (de aproximadamente 1 200 pacientes), fue realizado en Estados Unidos por el National Surgical Adjuvant Breast and Bowel Project (NSABP), entre principios de 1980 y mediados de 1990. El estudio halló que la terapia adyuvante continua con tamoxifeno por más de 5 años no disminuyó las recidivas del cáncer de mama ni las muertes por esta enfermedad.

La razón por la cual los estudios llegaron a conclusiones diferentes no es clara. Sin embargo, dado que el estudio ATLAS fue más grande y tuvo un período de seguimiento más largo, sus resultados son más definitivos, señalaron varios investigadores.

Los resultados del estudio ATLAS tendrán "un impacto inmediato importante en las mujeres premenopáusicas" con cáncer de mama con receptores de estrógeno positivos en estadio temprano, dijo el doctor Peter Ravdin, del Centro de Ciencias para la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio, quien moderó la reunión informativa con la prensa.

El tamoxifeno puede causar efectos secundarios, tales como sofocos, fatiga y aumento del riesgo de coágulos en la sangre y cáncer de endometrio. Sin embargo, no se observó ningún aumento considerable de efectos secundarios graves, tales como incidencia de cáncer de endometrio o muerte, entre las mujeres que tomaron tamoxifeno por un período más largo, informó el doctor Gray. Elaumento del riesgo absoluto de muerte por cáncer de endometrio entre las mujeres que tomaron tamoxifeno durante 10 años en comparación con las que lo tomaron por 5 años fue de 0,2 por ciento.

El doctor Gray enfatizó la necesidad de considerar seriamente la relación de riesgo y beneficio de cualquier tratamiento. Sin embargo, sostuvo que, en el caso del tratamiento con tamoxifeno por períodos más largos, los "riesgos son mucho menores que los beneficios".

Hubo al menos un estudio de la terapia con tamoxifeno por períodos más largos que llegó a una conclusión contraria a la del estudio ATLAS. Este estudio, mucho más pequeño (de aproximadamente 1 200 pacientes), fue realizado en Estados Unidos por el National Surgical Adjuvant Breast and Bowel Project (NSABP), entre principios de 1980 y mediados de 1990. El estudio halló que la terapia adyuvante continua con tamoxifeno por más de 5 años no disminuyó las recidivas del cáncer de mama ni las muertes por esta enfermedad. La razón por la cual los estudios llegaron a conclusiones diferentes no es clara. Sin embargo, dado que el estudio ATLAS fue más grande y tuvo un período de seguimiento más largo, sus resultados son más definitivos, señalaron varios investigadores. Los resultados del estudio ATLAS tendrán "un impacto inmediato importante en las mujeres premenopáusicas" con cáncer de mama con receptores de estrógeno positivos en estadio temprano, dijo el doctor Peter Ravdin, del Centro de Ciencias para la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio, quien moderó la reunión informativa con la prensa.
Entre las mujeres que tomaron tamoxifeno durante 10 años, el riesgo de que el cáncer de mama reapareciera entre 10 y 14 años después de haber comenzado a tomar este fármaco fue 25 por ciento menor que entre las mujeres que lo tomaron durante 5 años, y el riesgo de morir de cáncer de mama fue casi 30 por ciento menor.
Esa población de pacientes representa una cantidad considerable de mujeres, aproximadamente entre 30 000 y 35 000 mujeres, a quienes se les diagnostica anualmente cáncer de mama en Estados Unidos. Las mujeres posmenopáusicas con cáncer de mama con receptores de estrógeno positivos en estadio temprano a menudo reciben tratamiento con inhibidores de la aromatasa después de tomar tamoxifeno.  Sin embargo, los inhibidores de la aromatasa no son eficaces en las mujeres premenopáusicas, explicó el doctor Ravdin, por lo tanto el tamoxifeno es el tratamiento estándar en estas pacientes.

"Ahora podemos decirles a las pacientes premenopáusicas que las pruebas clínicas muestran que 10 años de tamoxifeno es superior a 5 años", dijo el doctor Ravdin. "Y para mí no será un problema decirlo".

Sin embargo, la decisión de usar tamoxifeno por períodos más largos no es tan clara, enfatizó.
Las mujeres con un mayor riesgo de que el cáncer reaparezca mucho después de que la terapia adyuvante finalice (como es el caso de las mujeres cuyo cáncer se había infiltrado en los ganglios linfáticos o que tenían tumores más grandes) "definitivamente serán fuertes candidatas a continuar la terapia con tamoxifeno", dijo. Pero una mujer cuyo riesgo de recidiva es en todo momento bajo "puede que de manera racional decida que no necesita tomar tamoxifeno por más de 5 años", añadió.
Los hallazgos podrían también tener implicaciones en mujeres posmenopáusicas, dijo la doctora Claudine Isaacs, codirectora del programa de cáncer de mama del Centro Oncológico Integral Georgetown Lombardi.

A menudo, a las mujeres posmenopáusicas se les prescribe 5 años de terapia adyuvante con un inhibidor de la aromatasa. (Sin embargo, algunas mujeres reciben tamoxifeno seguido de un inhibidor de la aromatasa por 5 años). Pero, señaló la doctora Isaacs, una buena cantidad de mujeres no pueden tolerar los inhibidores de la aromatasa a causa de sus efectos secundarios y, por lo tanto, los resultados de ATLAS podrían hacer que varios médicos y sus pacientes posmenopáusicas consideren que tomar la terapia adyuvante con tamoxifeno por un tiempo prolongado podría ser una decisión adecuada.

Incluso en las mujeres posmenopáusicas que pueden tolerar los inhibidores de la aromatasa, los resultados del estudio ATLAS plantean otros interrogantes, expresó el doctor Trevor Powles, delCancer Center London, en la nota editorial Notificación de salida adjunta, publicada en The Lancet.

"No se cuenta con ninguna información que indique que el inhibidor de la aromatasa letrozol tomado durante 5 años sea más beneficioso a largo plazo que el tamoxifeno por 10 años, el cual tiene un efecto comprobado en cuanto a la reducción del riesgo de reaparición de la enfermedad y la mortalidad a largo plazo", escribió el doctor Powels.

En una página Notificación de salida de su blog "Chemobrain", la superviviente de cáncer de mama y defensora de pacientes, AnneMarie Ciccarella, instó a las mujeres que son candidatas a tomar tamoxifeno, independientemente de su estado menopáusico, a considerar sus opciones cuidadosamente. "Reúnanse con sus médicos. Hagan preguntas. Traten de entender el efecto de este estudio en sus propias circunstancias", escribió. "Recuerden, no existe una respuesta única para todos los casos"
Fuente: cancer.gov